Estrenamos blog con una de las preguntas estrella de los padres al terminar las clases, pero como la mayoría de las preguntas acerca de la educación de los hijos no existe una respuesta fácil. En mi opinión cada niño está preparado a una edad diferente que varía entre los 4 y los 8 años. ¿Tanta diferencia? Sí, la hay.

Para saber si nuestro hijo está preparado para embarcarse en la aventura de aprender a tocar un instrumento musical hay que estar atento a las siguientes pistas:

– Quiere, quiere, quiere. La motivación es fundamental, derriba muros y salva cualquier obstáculo. Pero lo quiere todos los días, ojo. Asegúrate de que entiende que tendrá que comprometerse (y tu como padre/madre también) y adquirir un hábito diario que no se abandona, como no te planteas no lavarte hoy los dientes o dejar a tu perro en casa sin salir a pasear.

– Es capaz de distinguir cuando algo está bien hecho y cuando no, de admitir una crítica y dejarse corregir. Si no por ti, que a menudo cuesta más, por otras personas de su entorno cercano.

– Ha tenido un contacto previo y cotidiano con la música. Lo más importante en esta edad es cantar y bailar, cantar y bailar. La música está en el cerebro y el instrumento es sólo otro medio para sacarla fuera. Una buena base le hará volar cuando empiece a tocar.

– El instrumento que le interesa puede adaptarse a su edad y condición. Cuidado porque algunos instrumentos de viento, por ejemplo, no deben comenzarse demasiado pronto para prevenir problemas en el desarrollo pulmonar o de empeorar los de asma preexistente…

Si finalmente decidís que es el momento adecuado para comenzar aségurate de que el profesor que eliges está preparado y tiene recursos para enseñar a un niño de su edad. Ser un gran intérprete no es igual que ser un gran pedagogo y los primeras lecciones son las más difíciles de impartir. Acompaña a tu hijo en el proceso, e incluso en las clases que te sea posible, para poder comprender sus logros y dificultades.

Y ante la duda, espera un poco. El gran profesor húngaro Gèza Szilvay, creador del método Colourstrings, me contestaba así el pasado verano a esta misma pregunta: “Cuando mis hijos eran pequeños recomendaba que los niños empezaran a tocar a los 3 o 4 años; ahora que soy abuelo pienso – Bueno, déjalos jugar un poco más, a los 6 o 7 años no está tan mal”.