De entre todas las frases que más repetís los padres para no hacer vuestra propia música en casa, para no compartir canciones a grito pelado en el coche y para usar constantemente música grabada la excusa número uno es “¡Pero es que yo canto tan mal…!”

Sí, confiesa, tú también lo has dicho alguna vez 🙂

Pues hoy te voy a dar tres buenas razones para que dejes de mirarte tal juez implacable de concurso televisivo y te lances a cantar y bailar con tu hijo disfrutándolo como cuando eras niño.

  1. Porque la música es un lenguaje que se aprende usándolo, de nada sirve escuchar pasivamente si no hay acción*, interacción personal y emociones de por medio. Sí, tenemos una noticia que darte, si aún no lo sabías ya se ha demostrado que el efecto Mozart no fue más que un espejismo…
  2. Porque se ha demostrado que tanto las madres como los padres cantamos de una forma especial cuando están nuestros hijos delante**, modulando la voz instintivamente de acuerdo a lo que ellos necesitan escuchar y provocando en sus pequeños cerebros reacciones que ninguna otra voz perfectamente afinada conseguiría.
  3. Porque ya tendrán 14 años y nos pedirán “mamá, papá, por favor, dejad de cantar que me da vergüenza”, aprovecha mientras puedas, jaja.

Si te apetece leer más sobre estos temas dejo enlazados algunos estudios de los que he nombrado y las referencias al final de la página.

Y si te sigue dando mucha vergüenza siempre podéis acompañaros de algunos instrumentos. No quiero apropiarme de frases que no son mías, así que como creo que leí decir a Lucía Be todo lo bueno de la vida despeina.

¡Disfrútalo!

*Gerry, D.W., Faux, A.L., Trainor, L.J. (2010). Effects of kindermusic training on infants’ rhythmic enculturation. Development Science 13(3), 545-551. doi: 10.1111/j.1467-7687.2009.00912.x

** Trehub, S. E., Unyk, A. M., Kamenetsky, S. B., Hill, D. S., Trainor, L. J., Henderson, J. L., & Saraza, M. (1997). Mothers’ and fathers’ singing to infants. Developmental psychology, 33(3), 500.